20 de septiembre de 2011

LUIS ALBERTO PAYARES VILLA MI MAESTRO (Última Parte)

Si tú sabes bailar, es una virtud que te favorecerá toda tu vida así no seas, como se dice por ahí, bonito. Esto pasa tanto en mujeres como hombres. Bueno, ese don de bailar bien siempre lo tuvo el pupi Luis Alberto Payares Villa.

En esas noches aburridas de los sábados de aquella Montería, la que no mostraba ninguna intención de progresar, el pupi y yo no las ingeniábamos para salir de la monotonía, departiendo en la única discoteca que existía propiedad de un amigo de apellido Lacharme: “El Jet Set”, asistíamos con fans de la emisora y del pupi. Si en crónicas anteriores les hablé de la pinta que el pupi lucía de lunes a viernes en un pueblo como la Montería de ese entonces, de calles inundadas y fangosas, imaginen entonces la indumentaria para ir a una discoteca. Era una pinta fabulosa donde afloraba el charol blanco, la terlenka, la bota campana y la “María Farina” original.
Les manifesté que enseñé a conducir al pupi. Bueno, él me enseñó a bailar salsa en esas noches en el Jet Set y más tarde en “Quovadis Discotec”, en la margen izquierda del río Sinú. En ocasiones “tiro” alguno de los pases que le aprendí, , sobre todo cuando escucho la música de Nelson y sus estrellas en temas como el Papelón o El Forastero. La música preferida por el maestro. Fueron bonitos tiempos donde se podía dormir con la puerta abierta de la casa y nada pasaba.
Cómo llegué a la radio? Les dije en alguna ocasión que Payares nunca me dijo “estás bien”, ni “regular” en mis aptitudes ante el micrófono, pero un día se llevó a cabo un torneo de béisbol en Medellín, aproximadamente para el 72, y radio Panzenú fue a transmitir. Yo asistí como espectador a los partidos de Córdoba. Cuando eso todavía había béisbol en Colombia. Al llegar al estadio me encontré al pupi parado en la grada, preocupado porque no tenia voz comercial y le pregunté: “-aja pupi, y qué pasa? Me respondió: “no tengo comercial, es que estos cachacos no tienen el sabor para el béisbol” y me entrego el cuñero. Le dije: “y esto qué es?”. Me respondió: “tú mismo eres, lo debes hacer mejor que estos cachacos”. Y así pasó; allí empezó mi vida radial y periodística. Luego me convertí en narrador de béisbol y boxeo. Gracias a la recomendación del pupi transmití con él la Serie Mundial de Béisbol de la AIMBA en Cartagena por Todelar para todo el país. Gracias al maestro hice parte, junto a él y tantas estrellas de la radio, del plantel de Todelar en los Juegos Centroamericanos y del Caribe en Medellín (1.977). Compartí micrófono con Emiro Bertel, el “negro” Gómez, Pastor Londoño Pasos, Olguita Behar, César Augusto Londoño, Lilo Guerreo y tantos nombres que se me escapan, bajo la dirección de deportes de Óscar Restrepo Pérez (TRAPITO) y la dirección general de Bernardo Tobón Junior.
Qué tiempos aquellos… pero la ingratitud es un mal que aqueja nuestra sociedad. Conozco muchos casos a los que he escuchado decir: “yo no le debo nada a Payares, lo que sé nadie me lo enseñó”. Esto es desagradecimiento, porque algo puso el “villano”, como le dice Eugenio Baena, para que hoy esa persona sea algo en la radio deportiva cartagenera y costeña. En mi caso, he sido el eterno agradecido con el maestro y no puedo menos que hacer que escribir estas crónicas como demostración de afecto a él, mi mas grande maestro en la radio deportiva, a quien le profeso respeto, el más grande, que merece como figura del periodismo y la narración deportiva. Le pido a Dios que le de fortaleza en estos momentos difíciles y le manifiesto que cuenta con este discípulo, como dice él, el mas aventajado, añorando saludarlo muy pronto y recordar todas las anécdotas que hacen parte de nuestra amistad.
Para finalizar quiero decirles que el pupi, después de su paso brillante por la radio cordobesa, regreso a Cartagena donde desarrolló una carrera fulgurante como periodista y narrador deportivo, convirtiéndose también en un excelente ejecutivo, capaz de fundar su propia empresa de marketing “Producciones Punto”. Hace algún tiempo repicó mi teléfono y le escuché decir: “espérame en Montería para mostrarte mi carro”. Regresó en un Nissan como en el que aprendió a conducir.



GRACIAS PUPI POR TODO CUANTO HICISTE PARA QUE YO FUERA UN BUEN HOMBRE DE RADIO, RECUERDO UNA FRASE TUYA “BUEN PADRE NO ES EL QUE DA PLATA SINO EL QUE DA A MOR A SUS HIJOS”

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